lunes, 7 de diciembre de 2009

Jordi Labanda: Fiesta y glamour

El invierno del 2007 fue duro. El nueve de julio, Buenos Aires anocheció bajo la nieve. En agosto, la revista EL PLANETA URBANO publicó la nota que sigue a continuación sobre Jordi Labanda. El texto aUnaba el perfil de artista junto con un dulce de su visón política y una descripción de su obra hasta ese momento. Lo que sigue es la versión descarnada, previa a la edición que se publicó.

Por Diego O. Orfila.
Fuente: revista EL PLANETA URBANO, agosto 2007,año 9, número 111

Jordi Labanda es uno de los dibujantes más deslumbrantes de Europa. Con frescura y calidez, Jordi retrata un mundo de fiesta y glamour. Proyectado a la alta costura con su propia boutique en Barcelona, Labanda se ha convertido en una estrella pop de la ilustración a raíz de sus éxitos en publicaciones de España -país en que reside-, en Inglaterra, Francia, Estados Unidos. En esta nota, un recorrido por su colorida obra y por la personalidad de un hombre hedonista.

Sobre negro profundo una mujer de perfil dibujada en trazos blancos. Delgada, esbelta, recostada con el torso apenas levantado. De túnica corta, de piernas finas, con sandalias de cordones hasta las rodillas. Fuma corazones y flores en arabescos. Click en el mause. El trazo del rostro de otra mujer en tonos de grises, de cabello rubio y espumante, de ojos entrecerrados, de párpados y labios que empalagan. Cortinas de humo blanco, cortinas de humo bordó a derecha e izquierda. www.jordilabanda.com. Es la primera entrada al mundo dionisíaco y delicado del dibujante uruguayo español Jordi Labanda. Pero ¿quién es Jordi?
Nacido en Uruguay (en Mercedes) en 1968 pero residente en Barcelona desde los tres años de edad, Jordi Labanda es uno de los artistas plásticos más deslumbrantes de Europa. Labanda se desempeñó como ilustrador de las revistas La Vanguardia, Marie Claire, Vogue, Elle, Wallpaper, entre otras. Su obra retrata el mundo del glamour. En publicidad, trabajó para Fragancias Zara, American Express, Knoll International, JVC, las bebidas Font Vella Go. Estudio diseño industrial pero en 1993 decidió dedicarse a otro género. Hoy su estilo hace escuela y en diciembre del 2005 sus trabajos llegaron a exponerse en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.
El comienzo de su carrera fue simple. Bastó que un empresario viera sus bocetos. Lo llamó Miquelrius -empresa catalana de papelería- y le propuso ilustrar libretas. La idea fue un éxito. De ahí en más y manera casi lineal, Jordi colocó sus diseños en lapiceras, tarjetas y remeras. Hasta que llegaron la publicidad, las ilustraciones en revistas y el humor. Hace tres años, un amigo lo convenció de que viajara a Nueva York con sus trabajos. Así lo hizo y, con la sencillez de ofrecer lo propio como formula ganadora, el periódico The New York Time comenzó a publicar semanalmente sus trabajos. Hoy, sus éxitos se prolonguen en su propia boutique en Barcelona. Su primer libro Hey Day, publicado en Europa en el 2003 (editorial RM), es una recopilación de distintos trabajos y una prueba de su vivaz estilo. Su segundo volumen, titulado Si te he visto no me acuerdo (2005, editora RM), reúne viñetas humorísticas aparecidas en la revista Magazine.

Ambiente de fiesta

"Hoy en día yo también pienso exclusivamente a la manera de las vignettes de Jordi, soy una versión más modelada y bronceada de mi verdadero yo, y me paso los días sorbiendo negronis bajo toldos rayados en Montreaux y estoy constantemente rodeado de un grupo selecto de chicas y chicos en varios estados de desnudez. Pasa unas cuantas horas en las páginas de Hey Day y es probable que te acabes viendo arrastrado hasta un universo similar de interiores exuberantes, jardines opulentos, culos prietos, narices pecosas, días soleados y fiestas interminables", invita el editor Tyler Brûlé desde el texto introductorio del libro Hey Day. Y siguen las imágenes de mujeres fascinantes y escenas de ensoñación sin letra escrita. En dónde el mayor mérito de Labanda está en la creación de la ambientación del mundo del glamour. Jordi realiza sus trabajos plásticos por entero a mano con pinceles y gouche. Las computadoras y la digitalización de imágenes -habituales en estos tiempos- no son parte de su técnica. Con un trazo definido, sin matices pero con especial trabajo en las tonalidades de los colores, Labanda logra una calidez poco común. Necesaria para la propuesta de Brûlé.
En 1989, cuando todavía estudiaba diseño industrial, Labanda viajó de mochilero con dos amigas. Barcelona, Viena, Yugoslavia, Estambul, Atenas, Nápoles, París fue el itinerario. En ese recorrido el entonces veinteañero se deslumbró en Atenas, durmió en las calles de Nápoles, sintió la exuberancia de colores y sonidos de Estambul y en Yugoslavia vio la pobreza que anticipaba una guerra civil. Los condimentos necesarios para una vivaz creación. Algunos dibujos de Hey Day están inspirados en los viajes que realizó el artista por el mundo. Ahora, viaja a París con la mirada de la alta costura. Pero nunca dejó de volver al lugar por el que pasó. Sin cámara fotográfica, como él mismo explica, pero con su libreta para bocetos y una sagaz memoria visual. Quizás por su ascendencia rioplatense, Labanda dedica una página a la Argentina (publicada en la revista inglesa Wallpaper). Dos jóvenes se besan en la boca, un muchacho de lentes oscuros viste la camiseta de la selección de fútbol, una esbelta mujer de vestido ajustado negro cabecea una pelota. Todo sobre un fulgurante fondo rojo, en el que aparecen los cliches que un argentino, en especial porteño, reconocería con facilidad. El encanto refinado esta vez cruzado con una pasión cotidiana.
















Lo más logrado de Hey Day son las fiestas de chicas de labios brillantes y miradas hacia arriba o anteojos esfumados de oscuro. Los tonos piel se combinan con los negros plenos de vestidos y trajes. De manera provocativa, en planos medios o generales, Labanda salta todas las distancias de la alta costura para describir una de las aristas de la vida urbana. Se mete entre los cuerpos que habitan la ciudad. Pero cuando gozan. Se trata de la cara hedonista de Labanda. Hedonismo es disfrutar del cuerpo. Aunque no necesariamente -en palabras del propio dibujante- fastuosidad o mucho dinero. Esta característica está relacionada con el planteo de una ambientación, en donde todo parece indicar un relato.
Una pulposa odalisca baila en el centro de una sala colmada. Una chica fresca de cabello largo, violaceo y de bikini negra deslumbra sentada en medio de una multitud alegre. Aunque él nunca se propuso escribir un comic. En el caso de las páginas de fiestas que se ven Hey Day se trata de murales que se exhiben en el restauran barcelonés "Sandwichs and Friends". De alguna manera, el dibujante involucra al espectador.
También las ilustraciones que Labanda realizó para los eventos de "Mond Club" -un multiemprendimiento que incluye locales disco, boutiques, revistas, etcétera- convocan al espectador, aunque no desde la calidez de un lugar cerrado. Son festivas y nocturnas pero con perfume adolescente. La imagen en la que dos jóvenes avanzan en una motoneta -al estilo de los años 60, típicamente europea- sobre fondo verde con estrellas y flores es una clara muestra de estética beat. "Tengo mucho público en general. Pero el adolescente me encanta en términos pop -le dijo Jordi a la revista Magazine en octubre del 2005-. No hay nada más pop que un adolescente lleve impreso algo tuyo en una carpeta tuya al colegio".
En el momento del humor el cambio es sensible. El estilo y la ambientación del libro Si te he visto no me acuerdo es la que se vislumbra en Hey Day. Aunque sin el mismo nivel de excitación. Si en el libro del 2003 se trataba de provocar el deseo a través de una fantasía dionisíaca, en Si te he visto no me acuerdo, las viñetas toman un aire costumbrista en donde Labanda retrata con ironía y color la vida cotidiana. Como alguna vez él ha explicado, de este trabajo se puede desprender cierta crítica a la sociedad de consumo, aunque él mismo se ve como un observador.
Al cabo de un recorrido por el estilo delicado y dionisíaco vuelve la pregunta, ¿quién es Jordi Labanda? Acaso quizás es una especie de Peter Pan de casi 40 años, de aspecto juvenil. Un hombre que, en sus palabras, es republicano pero siente simpatía la gente de la monarquía actual de España. Un hombre de izquierdas pero que observa -con naturalidad- a la derecha. Un hombre que tiene una relación de amor - odio con la sociedad de consumo. Más que criticar, provoca. No la ira sino el deseo.


ANEXO 1:

Está de moda

Con una camperita contra el invierno de la ciudad de Buenos Aires, una chica delgada de veinticinco años puede caminar por avenida Las Heras con una remera larga, roja, más o menos ceñida al cuerpo, con un diseño de Jordi Labanda en el frente. Ella puede saber de quien se trata y hasta quizás diga con gracia que "está de moda". Pero quizás tampoco acabe de relacionar el dibujo. No sucede lo mismo en Europa. Actualmente Jordi apuesta fuerte al diseño de ropa con su propia boutique en Barcelona.
No todo el mundo Labanda se refleja en este nuevo emprendimiento. Sin embargo, en sus colecciones de ropa femenina se cruzan dos corrientes que lo caracterizan en la ilustración: las remeras largas o los vestidos coloridos, frescos; y los diseños en blanco y negro que, sin presionar el cuerpo, destacan sus formas con ímpetu y seducción.
Discípulo filosófico de Andy Warhol, lo de Jordi Labanda es comparable, a su vez, con el dibujante de historietas argentino Willy Divito que en los años 40 y 50, desde la revista Rico Tipo, indagaba con humor y frescura el mundo femenino, generaba moda y un estilo de chicas pulposas y monumentales. También Labanda muestra en sus páginas un género de mujer que, con la cintura más o menos afinada, mantiene una presencia y un protagonismo largamente mayor que el del hombre. Así como alguna vez existieron las "chicas Divito", el diseño de ropa del barcelonés señalan unas mujeres Labanda.

ANEXO 2:

La constelación de Europa

En una de sus aristas, Labanda es el signo del relato de España. Jordi llegó con sus padres a la península en 1971 cuando tenía tres años. "Recuerdo que sufrí un choque estético muy fuerte. Todo era gris, feo, aburrido... Mi percepción de Uruguay era más pop, y me refugié en las revistas que habían traído mis padres", contó alguna vez a la revista Magazine. Era la última agonía de una larga y oscura dictadura por la que pasó el país. El destino recompensó con creces al joven Jordi. Y hoy, con sus fiestas, su suave ironía, sus colores, su brillo de estrella pop de la ilustración, Labanda es la constelación de una Barcelona exitosa y de una España prospera. Más unida a Europa que nunca.
Todos las obras que aparecen en esta nota perteneces a Jordi Labanda.
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